La noche se despedía para dar paso al sol que brillaba en el horizonte regalando destellos naranjas a los habitantes de Ferbuch. Los niños miraban desde la ventana de sus habitaciones el primer amanecer del verano y las golondrinas empezaban a cantar desde las ramas de los arboles de la plaza del pequeño pueblo.
En una de las casas, Liz, despertaba por el cansino ruido del despertador que luego dio paso a la radio local.
Apagó el despertador, se levantó de la cama y abrió las ventanas para que corriera un poco el aire. Contempló la plaza en la que había varios naranjos colocados en fila y en el final una fuente alimentada por el agua pura proveniente de la sierra.
Saludó a la pequeña Jenny que estaba jugando en la plaza con los demás niños y la saludaba con la mano alegremente.
Tras estar un rato mirando el paisaje se giró para toparse de narices con Kevin.
- Hola hermanita - Dijo su hermano mayor - ¿Bajas a desayunar o me como yo tu parte?
Aunque Kevin era dos años mayor, Liz y el eran de la misma estatura, lo que le daba ventaja a Liz en los momentos en los que su hermano se metía con ella.
- Ya bajo - respondió con cierto sarcasmo en la voz.- Y ahora vamos, vete.
Lo echo de su cuarto empujándole de la espalda y cerro la puerta tras de si para apoyarse en esta.
Se dirigió a su armario, abrió las puertas de roble natural y miró indecisa su interior. Optó por ponerse unos vaqueros, una camiseta y la cazadora de cuero que le regaló su padre el pasado cumpleaños. Luego se dirigió a su escritorio donde reposaba, entre los apuntes y los libros del instituto de los que había estudiado para el examen final, el colgante que contenía el anillo de compromiso de su madre.
Lo acarició con cuidado, se lo puso y lo volvió a contemplar. Recordaba cada instante de aquel día en el que el anillo de su madre pasó a ser su amuleto de la suerte.
" Cariño, quedamos en el restaurante dentro de media hora" le dijo su madre por el teléfono fijo. "Os veo allí"
Liz, su hermano, y su padre salieron de la casa para ir al restaurante y comer toda la familia despues de que su madre volviera de viaje.
Cruzaron el pueblo hasta llegar a la calle principal y allí entraron en el restaurante, dieron la reserva y se sentaron a esperar a que llegase su madre.
Llegaba media hora tarde y Nicolas, su padre opto por llamarla al teléfono móvil del cual saltó el buzón de voz " Johanna, soy yo, llámame cuanto antes".
Pasaron las horas y decidieron volver a casa, allí les esperaba en la puerta de casa un detective de policía que les informó de que Johanna Luckbat había sido asesinada en un callejón.
A Liz le parecía que se le caía el mundo. No podía se, su madre no podía estar muerta, no ahora. El detective le tendió el anillo de compromiso que tenía grabado "Nicolas & Johanna" a su padre, y este, muerto de dolor se lo tendió a Liz y le dijo que se quedara con el. Liz, encargo una cadena de oro a la joyería de el pueblo y puso el anillo allí. Apartir de aquel día se lo pondría todos los dias y recordare que su madre la protegía
- ¡ Liz, baja a desayunar, tu hermano se lo esta comiendo todo!
